
La
resistencia de las bacterias a los antibióticos se desarrolla principalmente
debido a tres factores: la sobreutilización y mala-utilización de los
antibióticos, y la non-adherencia a los regímenes de cura con antibióticos.
Mientras este último es principalmente atribuible a la irresponsabilidad de los
pacientes (aún que seguramente también juegan un papel en este fenómeno la
falta de acceso económico o físico a dichos medicamentos, así como quizás un
fallo por parte de los médicos en explicar a los pacientes los riesgos de no
cumplir con los ciclos de antibióticos), los primeros dos están bajo la
influencia más directa de los clínicos. Por un lado hay la sobre- y mala
utilización en sistemas donde los antibióticos se venden sin necesidad de
prescripción, como en India, que con frecuencia es el resultado de una auto-medicaciónmal-informada; por el otro, médicos presionados por los pacientes, o
incentivados por los hospitales y las farmacéuticas, a prescribir antibióticos
de manera inadecuada. Una encuesta pan-Europea, publicada en 2012 por la
revista Antimicrobial Resistance and Infection Control, encontró que más del 50% de los franceses
encuestados exigían antibióticos para curar síntomas de influencia, así como un
estudio publicado el mismo año en el International Journal of Antimicrobial Agents encontró que el 98%
de los pacientes en un hospital pediátrico de Pekín eran tratados con antibióticos
para la gripe.

¿Qué
se puede hacer para prevenir la llegada de la era post-antibióticos? Pues la
mayoría advoca por un control mucho más estricto de la utilización de los
antibióticos, aún que no queda muy clara la efectividad de este tipo demedidas. Sin embargo, hay algunos ‘anticonformistas’ que proponen el
utilizo de bacteriófagos, virus que atacan únicamente a las bacterias,
actualmente utilizados con éxito en el este de Europa, pero que siguen sin ser
aceptados en el ‘Occidente’. ¡Que se abra el debate!
No hay comentarios:
Publicar un comentario