miércoles, 27 de marzo de 2013

MEDICALIZADOS DESDE ANTES DE NACER


Desde inicios del siglo XX tanto el embarazo como el parto han sido objeto de la medicalización. Tal como señala Amy Mullin, la medicalización del embarazo “se relaciona a interpretar el embarazo en sí mismo como una brecha en la salud que necesariamente requiere la intervención médica experta”. Tanto el embarazo como el parto se ve inmerso en un proceso médico continúo, discurre entre camillas, monitores, pruebas diagnósticas, personal sanitario, medicamentos, etc. Todo esto lleva a deshumanizar un proceso natural como es el nacimiento. Este proceso se ha desarrollado no tanto como respuesta a hechos biológicos, sino más bien como respuesta a un proceso social e institucional.


No debemos confundirnos, el progreso de la medicina ha logrado que la cifra de muertes maternas y fetales disminuya notablemente. El problema surge cuando se realizan intervenciones que no han probado ser beneficiosas o que, incluso, producen efectos adversos. Medidas como el monitoreo constante del feto, el uso de enemas o la depilación, no han probado ser beneficiosas en todos los casos, y otros procedimientos, como la episiotomía, están asociado a mayores complicaciones (como desgarros de tercer y cuarto grado, o infecciones). Muchos de estos procedimientos sólo deben utilizarse en casos específicos y no de forma generalizada.

Otro ejemplo típico de la medicalización del parto fue la extensión del parto en la camilla, con la mujer echada boca arriba. Muchos estudios han probado que esta no es una posición beneficiosa, y a pesar de que se está promoviendo los partos en posiciones más naturales (en cuclillas o sentadas), todavía son muchos los centros médicos donde la única posibilidad es el parto en cama.
Como parte de este proceso de medicalización del parto, observamos una alta tasa de cesáreas, que en países como China es superior al 45%, a pesar de que la Organización Mundial de la Salud recomienda que la tasa de cesáreas no sea superior al 15%. En España la tasa de cesáreas ha ido en aumento en la última década, específicamente en el año 2009 era 22%.





Como respuesta a este proceso, cada vez son más las madres que quieren un parto natural, en el cuál puedan elegir la postura del parto, el lugar donde se realiza y si quieren anestesia epidural. En este sentido en España el ministerio de lugar ha desarrollado la Estrategia de atención al parto normal en el año 2007, sin embargo su implementación es muy lenta y en el año 2011 la tasa de cesáreas continuaba siendo alta. La idea es guiar a la mujer para que tenga el mejor parto posible. El parto debería realizarse de forma natural, pero asegurando el acceso a cuidados médicos en los casos que sea necesario.






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