En
los últimos años las asociaciones médicas han establecido nuevas
categorías diagnósticas, que a pesar de no considerarse enfermedades, en la
práctica clínica son consideradas como tal. Así en el año 2003 el Joint
National Committee 7 (JNC-7) de Estados Unidos creó la categoría de
pre-hipertensión, para renombrar a la categoría antes denominada tensión
arterial normal alta. El comité señaló que este cambio se hacía para señalar a
los médicos que este grupo merecía una atención especial. Ese mismo año la Asociación
Americana de Diabetes (ADA), definió la
prediabetes: como “un estado que
precede al diagnóstico de diabetes tipo 2”, indicaban que la mayoría de las
personas con esta condición desarrollarían diabetes en un período de 10 años. En 1994 la Organización mundial de la salud estableció los
criterios para el diagnóstico de osteoporosis en mujeres post-menopaúsicas,
creando la categoría de osteopenia,
un estado previo a la osteoporosis. A pesar de que se esta definición se
estableció para una clasificación
epidemiológica pronto paso a usarse en la práctica clínica.
Tal
como señala Ignacio
Pérez-Ciordia, “los "pre” se han socializado ya y hablamos de
prediabetes, prehipertensión, preosteoporosis, etc. Todo ello no es neutro, ni
aséptico: es el paso previo a la mercantilización de la enfermedad y a la
medicalización de la vida.” A pesar de que estas nuevas categorías han sido
rápidamente diseminadas en la práctica clínica, no existen estudios claros que
demuestren el beneficio que puede producir su diagnóstico para los pacientes. Nos
enfrentamos a otro tipo de medicalización. La medicalización de procesos o
factores de riesgo que "se pueden medir” como el colesterol, la presión
sanguínea o la osteoporosis.
Por
otro lado, la definición de estas nuevas categorías diagnósticas es realizada
por comités científicos conformados en la mayoría de los casos por médicos
asociados a, o apoyados por, diferentes empresas farmacéuticas. Esto crea
conflictos de interés que impediría a estos médicos trabajar en los nuevos
consensos de diagnóstico clínico. En este contexto algunos aspectos de la
medicalización de la vida pueden ser mejor descritos como el tráfico o el comercio
de enfermedades (disease
mongering en inglés), que se refiere a la ampliación de fronteras de
enfermedades tratables para expandir los mercados de aquellos que venden y
proporcionan tratamientos. Todos estos conceptos se desarrollan en el libro de Ray
Moynihan y Alan Cassels Medicamentos
que nos enferman e industria farmacéuticas que nos convierten en pacientes,
quien afirma que "Los gigantes
farmacéuticos ya no se conforman con vender medicamentos a los enfermos”. En
este contexto donde pronto todos pasaremos de estar sanos a estar pre-enfermos
o enfermos, pasamos de preocuparnos por la salud a preocuparnos por la
enfermedad.
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