lunes, 11 de marzo de 2013

¿Enfermo? No! Pre-enfermo… hacia dónde vamos


En los últimos años las asociaciones médicas han establecido nuevas categorías diagnósticas, que a pesar de no considerarse enfermedades, en la práctica clínica son consideradas como tal. Así en el año 2003 el Joint National Committee 7 (JNC-7) de Estados Unidos creó la categoría de pre-hipertensión, para renombrar a la categoría antes denominada tensión arterial normal alta. El comité señaló que este cambio se hacía para señalar a los médicos que este grupo merecía una atención especial. Ese mismo año la Asociación Americana de Diabetes (ADA), definió la prediabetes: como  “un estado que precede al diagnóstico de diabetes tipo 2”, indicaban que la mayoría de las personas con esta condición desarrollarían diabetes en un período de 10 años. En 1994 la Organización mundial de la salud estableció los criterios para el diagnóstico de osteoporosis en mujeres post-menopaúsicas, creando la categoría de osteopenia, un estado previo a la osteoporosis. A pesar de que se esta definición se estableció para una clasificación  epidemiológica pronto paso a usarse en la práctica clínica.
Tal como señala Ignacio Pérez-Ciordia, “los "pre” se han socializado ya y hablamos de prediabetes, prehipertensión, preosteoporosis, etc. Todo ello no es neutro, ni aséptico: es el paso previo a la mercantilización de la enfermedad y a la medicalización de la vida.” A pesar de que estas nuevas categorías han sido rápidamente diseminadas en la práctica clínica, no existen estudios claros que demuestren el beneficio que puede producir su diagnóstico para los pacientes. Nos enfrentamos a otro tipo de medicalización. La medicalización de procesos o factores de riesgo que "se pueden medir” como el colesterol, la presión sanguínea o la osteoporosis.


Por otro lado, la definición de estas nuevas categorías diagnósticas es realizada por comités científicos conformados en la mayoría de los casos por médicos asociados a, o apoyados por, diferentes empresas farmacéuticas. Esto crea conflictos de interés que impediría a estos médicos trabajar en los nuevos consensos de diagnóstico clínico. En este contexto algunos aspectos de la medicalización de la vida pueden ser mejor descritos como el tráfico o el comercio de enfermedades (disease mongering en inglés), que se refiere a la ampliación de fronteras de enfermedades tratables para expandir los mercados de aquellos que venden y proporcionan tratamientos. Todos estos conceptos se desarrollan en el libro de Ray Moynihan y Alan Cassels Medicamentos que nos enferman e industria farmacéuticas que nos convierten en pacientes,  quien afirma que "Los gigantes farmacéuticos ya no se conforman con vender medicamentos a los enfermos”. En este contexto donde pronto todos pasaremos de estar sanos a estar pre-enfermos o enfermos, pasamos de preocuparnos por la salud a preocuparnos por la enfermedad.


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