sábado, 23 de marzo de 2013

Riesgo de fracturas: mitos, catastrofismo e innovación



El libro “The Myth of Osteoporosis” de Gillian Sanson nos revela muchas creencias falsas y problemas en la historia de esta enfermedad.  El diagnóstico de osteoporosis, un trastorno esquelético que implica el incremento de la fragilidad ósea y una mayor susceptibilidad a las fracturas, se ha simplificado por muchos años midiendo simplemente la densidad mineral ósea. Sanson escribe que llamar la baja densidad mineral ósea “osteoporosis” equivale a llamar la alta presión  “derrame cerebral”, porqué la densidad ósea se reduce con la edad en todas las personas, mientras el riesgo de fracturas depende también del tamaño y forma de los huesos, así como de la calidad a nivel de la micro-arquitectura del tejido óseo, además que de problemas de vista, de salud mental o de utilizo de psicofármacos que causan la mayoría de caídas que llevan a las fracturas. Ya en 1997 el British Columbia Office of Health Technology Assessment reportó que el test de la densidad ósea no identificaba correctamente las mujeres que iban a tener fracturas. En 2008 la OMS ha desarrollado un nuevo instrumento llamado FRAX (Fracture Risk Assessment Tool), que permite calcular en internet la probabilidad de que una persona tenga fracturas en los 10 años siguientes. Frax considera muchos factores de riesgo diferentes: edad, sexo, peso, altura, fracturas previas, historia genética de fracturas, consumo de tabaco y de alcohol, otras condiciones medicas, incluyendo en el cálculo la densidad mineral ósea solo si conocida por el individuo.


El FRAX es un instrumento innovativo e importante para reducir la ansiedad causada por los  diagnósticos de osteoporosis y el consiguiente consumo excesivo y dañino de medicamentos. La terapia hormonal sustitutiva, que se usaba para prevenir o tratar la osteoporosis, en 2000 era el medicamento más prescrito en el mundo. En 2002 un grande ensayo clínico de la Women’s Health Initiative enseñó que el uso de terapia hormonal sustitutiva estaba relacionado con un incremento en el riesgo de cáncer de mama, enfermedad coronaria, coagulación, derrame cerebral.  Después de estos descubrimientos la terapia hormonal se ha ido sustituyendo con los biofosfonatos como alendronato (Fosamax®) o el  risedronato (Actonel®). Su acción influye en la remodelación natural de los huesos, aumentando la densidad mineral ósea en el corto plazo, pero su efecto en términos de prevención de fracturas es mínimo según muchos estudios. A corto plazo hay efectos secundarios como problemas del estomago y esófago y dolores, mientras a largo plazo falta evidencia.


El FRAX es un paso hacia adelante para enterrar el mito de que la pérdida de densidad mineral ósea es la principal causa de las fracturas. El siguiente paso es reconocer que el uso de medicamentos no es la solución, ya que tienen límites de efectividad y efectos secundarios, mientras la salud de los huesos depende de muchos factores modificables como una dieta equilibrada y el ejercicio físico, sobre los cuales podemos tomar el control.

 Professor John A. Kanis, que desarrolló FRAX, lo presenta: 

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