miércoles, 20 de febrero de 2013

PROVERBIO DE LA MEDICALIZACIÓN: “UN HOMBRE SANO ES UN HOMBRE MAL EXAMINADO”





Entre la salud y la enfermedad hay una gran cantidad de entidades que presentan límites no totalmente precisos que se desarrollan en una sociedad donde las etapas y dificultades de la vida y lo social tienden a ser medicalizados. Es una especie de tierra de nadie  donde  se existen una serie de entidades con criterios poco científicos, que finalmente han terminado siendo consideradas afecciones serias y necesitando un tratamiento que generalmente es un medicamento.


A medida que evoluciona la medicina, los límites de ciertas enfermedades han sido modificados, y a medida que avanza el conocimiento científico estos límites seguirán siendo alterados. Sin embargo el fenómeno de la medicalización no es motivado por el conocimiento científico puramente, sino que de forma muy importante está empujado por motivos económicos cuya finalidad última es la ampliación del mercado del medicamento por la industria farmacéutica y  la utilización de métodos no científicos para crear nuevas patologías lo que puede poner en peligro el prestigio de la medicina como ciencia.



Los límites entre salud y enfermedad,  paciente y consumidor,  están siendo modificados en beneficio de intereses contrarios a la salud pública, dando lugar a la aparición de ciertas enfermedades cuyos medicamentos anteceden a la dolencia, es decir el medicamento crea la necesidad de la enfermedad. 
El incremento exponencial de patologías y síndromes hace pensar en este hecho. El DSM (Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales), considerado la biblia  de la psiquiatría está a punto de sacar a la luz su quinta edición, y está rodeándose  de una gran polémica ya que en él se han aumentado el número de trastornos mentales que antes no eran considerados como tales, lo que supone una “amenaza con poblar al planeta” de enfermos psíquicos, en el futuro habrá que curar  entonces a los “normales”. El DSM-V podría aumentar de forma drástica la tasa de trastornos mentales ya que son considerados nuevos diagnósticos que podrían ser extremadamente comunes en la población general, y también disminuye el umbral para muchos desórdenes existentes como es el “Trastorno por atracones”, de forma que las personas que según define el  DSM-V se den un atracón una vez a la semana durante tres meses podrían de pronto padecer un trastorno mental, estando indicada medicación de dudosa eficacia. Allen Frances, exjefe del grupo de tareas de la DSM-IV,  ha ofrecido algunas nociones sobre estas “supuestas enfermedades mentales”, en concreto sobre el “Trastorno Cognitivo Menor”, que suele afectar a personas mayores de 50 años con disminuciones cognitivas, algo por otro lado bastante frecuente en este grupo de edad, lo cual supondrá medicalizar con tratamientos innecesarios y costosos a una gran parte de la población.
 
Pero el  consumo sanitario no es inocuo, por lo que sólo es razonable exponerse al riesgo de efectos indeseables cuando el potencial beneficio vale la pena,  por eso es necesario informar a los pacientes ya que el paciente no podrá tomar una decisión justa  y eficaz si no ha recibido información adecuada y necesaria, en nuestra mano intentar lograr este objetivo.








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